Los estudios muestran que usar mascarillas en los espacios exteriores, además de ser efectivo contra la COVID-19, puede proteger a quienes sufren por las alergias estacionales.
Mientras llegamos a nuestra segunda primavera pandémica, muchos estamos desesperados por quitarnos las mascarillas. Pero para 19,2 millones de estadounidenses adultos que sufren de alergias estacionales hay otra razón para seguir usando mascarillas.
Aunque las mascarillas de tela y las quirúrgicas funcionan bien para protegernos de las partículas virales, los estudios muestran que las también pueden ser efectivas para filtrar los alérgenos comunes, que normalmente flotan en tamaños mucho más grandes, lo que hace que sean más fáciles de bloquear. El polen de pino, por ejemplo, es aproximadamente 800 veces más grande que el coronavirus, antes de la pandemia, se aconsejaba a los pacientes con alergias graves que usaran mascarillas al aire libre, especialmente durante actividades prolongadas como la jardinería o la limpieza de los patios.
Recientemente, un grupo de investigadores israelíes estudió cuánto cambiaban los síntomas de las personas con alergias leves, moderadas y graves al usar mascarillas. Con base en los datos recopilados por 215 miembros del personal de enfermería que usaron cubrebocas quirúrgicos o mascarillas N95 durante un período de dos semanas, encontraron que en el caso de 44 trabajadores sanitarios con síntomas de alergia severa, casi el 40 por ciento experimentó menos estornudos, secreción y congestión nasal cuando usaban una mascarilla quirúrgica o N95. Entre las 91 personas con síntomas moderados, el 30 por ciento mejoró cuando usaron una mascarilla quirúrgica; y esa cifra se elevó al 40 por ciento cuando usaban una N95. Entre las 80 personas que comenzaron el estudio con síntomas leves, 43 (alrededor del 54 por ciento), sintieron que sus síntomas mejoraron al utilizar una mascarilla quirúrgica o N95, dijo Amiel Dror, médico científico del Centro Médico Galilee y académico en la Facultad de Medicina Azrieli de la Universidad Bar-Ilan que es el autor principal del estudio.
El uso de mascarillas también fue más efectivo para los miembros del personal sanitario con alergias estacionales que para quienes presentan síntomas durante todo el año. Usar cubrebocas no resolvió el problema de la picazón en los ojos, según el reporte de septiembre, publicado en The Journal of Allergy and Clinical Immunology.
Aunque los hallazgos sugieren que usar una mascarilla puede reducir los síntomas de alergia en algunas personas, los investigadores advirtieron que se necesitan más estudios. Es posible que el personal sanitario experimente menos síntomas porque, cuando no estaban trabajando, se quedaban en casa y evitaban las multitudes durante los encierros, por lo tanto, tenían menos exposición a los alérgenos presentes en el medioambiente. Pero el hecho de que el uso de mascarillas, que cubren la nariz y la boca, se asociara con la mejoría de los síntomas nasales, pero no con la irritación de los ojos, sugiere que usar cubrebocas probablemente ayudó a reducir muchos síntomas de las alergias. La protección varía dependiendo de la mascarilla, el ajuste y, en el caso de las mascarillas de tela, según el tejido que se use en la fabricación. Y, a menos que usen cubrebocas en todo momento, las personas pueden verse afectadas por los alérgenos de interiores como los ácaros del polvo o el polen que se transportan a través de las ventanas abiertas con la brisa primaveral.