¿Se puede tener alergia a la fruta?

Las rosáceas pertenecen a una familia de plantas que incluyen muchas de las frutas que toman habitualmente nuestros pequeños, como la manzana, la pera, el durazno, la ciruela, la cereza o la fresa. Además, en España inducen el 70% de todas las reacciones alérgicas a las frutas. Eso sí, hay también otras frutas que producen alergia: el kiwi, el mango, la piña, el melón, la sandía, la palta o la uva.
La alergia a frutas es más frecuente a partir de la adolescencia y son los alimentos que producen más reacciones alérgicas en la población adulta.

Algunas curiosidades a tener muy en cuenta
Con respecto al durazno, existía la creencia de que era la «pelusilla» la que producía la alergia porque era irritante. También se relacionó con la piel, porque podía llevar granos de polen. Sin embargo, se ha comprobado que son las proteínas que contiene la propia piel las causantes. Por eso, hay niños que son alérgicos al melocotón con o sin piel. Ante la duda, evitemos dárselo y consultemos con el pediatra especialista en alergia infantil. También hay que tener especial cuidado con el albaricoque y las frutas de pelo (paraguaya o kiwi).
La forma de presentación de una reacción alérgica suele ser generalmente de carácter local: picor de la boca (oral u orofaríngeo) o de los oídos (ótico), cosa que se conoce con el nombre de síndrome de alergia oral (SAO). Las frutas asociadas a este síndrome pertenecen principalmente a la familia de las rosáceas. A veces también puede aparecer enrojecimiento de los labios (eritema labial), alrededor de la boca e inflamación de los labios y lengua (angioedema oral).
Se debe sospechar alergia a una fruta si los síntomas que acabamos de describir aparecen poco tiempo después de ingerirla. Si eso pasa, tomado nota del episodio y observad si reaparecen otras veces tras tomarla.
Si surgen molestias después de comer una fruta (o un alimento, este consejo vale para todos), es muy importante recordar todo lo que el niño comió, hasta el más mínimo detalle. Debéis anotar el alimento implicado, el tiempo transcurrido desde que lo ingirió hasta que aparecieron los síntomas, una relación del orden en que lo hicieron, si desaparecieron en minutos u horas y si tuvisteis que llevar al niño al servicio de urgencias.
Si el pequeño presenta picor en la lengua, al tragar o alrededor de la boca, debe parar de comer la fruta en cuestión, lavarse la boca y tomar la medicación prescrita por su alergólogo pediatra.
En el caso de que esto nunca le hubiese pasado con anterioridad, debéis acudir al servicio de urgencias pediátricas que tengáis más próximo y, tras el episodio, pedir cita en la consulta de alergia infantil.

¿Se cura la alergia a la fruta?
Muchos me preguntáis si la alergia a las frutas se cura. Lo cierto es que la mayoría de las alergias a alimentos desaparece con el tiempo, aunque esto depende de muchos factores: de la edad a la que empezaron los síntomas, de su gravedad y del alimento concreto que la origina.
En los menores es frecuente la evolución a la tolerancia con el paso del tiempo. Generalmente las alergias que «más se curan» son aquellas que empiezan cuando el niño es más pequeño (sobre todo, a leche de vaca y huevo).
Las que se generan más tarde, cuando es mayor o, incluso, adolescente, como es el caso de la alergia a las frutas, tienden a permanecer más tiempo, incluso de por vida.
Y concluyo: dado que es muy importante que los niños coman fruta, si presentan alergia a alguna de ellas o creéis que así es, no dudéis en consultar a vuestro pediatra alergólogo para que os brinde una alternativa.

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