Una reserva mundial de microbioma humano puede ser el antídoto ante el aumento de obesidad, alergias o asma.
La creación de una reserva mundial de microbioma humano, un «Arca de Noé» de microbios buenos, puede ser el antídoto ante la crisis global de salud que refleja el aumento de enfermedades como la obesidad, el asma o las alergias, según plantea un grupo de investigadores en un artículo publicado ayer. Liderados por un equipo de la Universidad de Rutgers, en Nueva Jersey (EE.UU.), los investigadores comparan su propuesta, detallada en el último número de la revista Science, con la Bóveda Global de Semillas de Svalbard, la mayor reserva mundial de muestras de cultivos alimentarios.
Inaugurado en febrero de 2008 en el archipiélago noruego de Svalbard, en el Circulo Polar Ártico, ese depósito tiene capacidad para albergar un total de 4,5 millones de muestras. La microbiota ha evolucionado conjuntamente con los seres humanos, y con animales y plantas, durante milenios. Algunos órganos del cuerpo humano «no funcionan normalmente sin los microbios asociados», que ejercen distintas funciones, «desde entrenar al sistema inmune hasta digerir alimentos y producir vitaminas», explicó a Efe la venezolana María Gloria Domínguez-Bello, autora principal de la propuesta y profesora de la Universidad de Rutgers.
Desde hace varias generaciones, los antibióticos y las dietas procesadas han contribuido a una pérdida masiva de la diversidad microbiana. «Las prácticas modernas gracias a las que hemos controlado las enfermedades infecciosas parecen estar teniendo el efecto colateral de afectar a nuestros microbios humanos», precisó Domínguez-Bello, quien agregó que también «impiden la transmisión de microbios buenos, sobre todo a los bebés». Las evidencias científicas revelan, cada vez con más contundencia, que las alteraciones de la microbiota durante los primeros años de vida y las anomalías metabólicas resultantes son clave en las enfermedades.